sábado, 28 de enero de 2012

Spoiling Arctic Monkeys (no leas esto si estás en Barcelona)

Pobre Señora Botella-Aznar. ¿Cómo no van a hacer falta voluntarios en esta ciudad con toda la cultura que tenemos, que no hay manera de hacerse cargo? Ayer mismo en una sola noche coincidían en el espacio-tiempo capitalino, uno de los Jodorowsky, los Arctic Monkeys y Pitbull.



Al principio, me daba más curiosidad Pitbull. ¿Hay un Pitbull real detrás del Featuring Pitbull? ¿Hay un artista detrás de esa cara gato enfurruñado? ¿Tiene realmente una parálisis facial o sólo es que es más chulo que un ocho? Pero el Youtube se interpuso entre nosotros. Busqué un vídeo suyo en solitario y no hay curiosidad en el mundo que justifique esas dos horas de tormento sonoro.
Así que al final se impuso mi sentido indie y fui a ver a los Arctic Monkeys. A mí me gustan mucho los Arctic Monkeys. Lo aclaro porque en mi casa los indies son muy estrictos y no puedes decir que te gusta algo hasta que te sabes hasta su fecha de nacimiento. Por eso nos consideramos indies, y no modernos. Nosotros nos informamos. Vamos, que te lleva tiempo saber a qué tribu urbana perteneces.


Pues al tema, que pierdo medio post contando tontadas. A mí me gustan los Arctic Monkeys pero no sé escribir como los de Je ne sais pop así que intentaré describir lo que yo sentí un poco de cualquier manera, con frases sueltas. 
El cantante de los Arctic Monkeys en directo se parece a Cristiano Ronaldo pero mejor peinado, con un toque muy rockabilly. El batería de los Arctic Monkeys se parece a Loquillo. Los Arctic Monkeys llenaron el palacio de la gente más extraña porque recorren muchos estilos, para muestra los tres tíos la vara que tenía yo detrás. Cuando cierras los ojos puedes imaginarte en un concierto de los Queens of the Stoneage, de Chris Isaak o de Franz Ferdinand, dependiendo del disco que te toque. Los Arctic Monkeys no pretenden hacer el concierto perfecto: empiezan con una canción lenta cualquiera, tocan sus grandes éxitos por el medio y acaban con una canción lenta y siniestra para mandarte para casa. El último disco de ellos me gusta porque es más rock'n'roll aunque es muy distinto de los más funestos producidos por Josh Homme o los que hicieron que lo petaran más parecidos a los gamberros ingleses como Franz Ferdinand y los Kaiser chiefs. Pero sobre todo, los Arctic Monkeys consiguieron que el Palacio de los Deportes sonara como un enorme garaje, como si fueses a ver a unos amigos que empiezan y aún suenan perfecto, y que resultara íntima una experiencia enorme. 
A mí me gustan los Arctic Monkeys, en disco y en directo. 
Os pego la lista de canciones que sonaron en el concierto. En mi casa odian que haga eso, porque le quito ilusión al concierto, qué pondrán, qué sonará. Pero bueno, yo la he hecho. Cada uno, que haga lo que quiera con ella. 



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