Me gusta esta historia de desamor entre Mattia y Alice contada por Paolo Giordano, aunque no me parece apta para cualquier estado de ánimo. El libro es una narración dura de la vida de dos personas solitarias marcadas por un momento dramático de sus infancias. Aunque quizás ese momento no sea más que algo que tiene que ocurrir en sus vidas alejadas de una sociedad que les resulta hostil y extraña, quizás ellos estén predestinados a un momento dramático, sin merecerlo. Quizás, tampoco habrían sido muy distintos en otras circunstancias y habrían terminado por conocerse. O por no conocerse, porque el libro a mí me parece una historia de un desencuentro, más que una historia de amor, la historia de dos personas que no van a poder superar su soledad para estar juntos.
Pero no es un libro romántico. Son dos personas con vidas que transcurren unidas pero separadas. Nada dulce y empalagoso. Y aunque teñido de esperanza al final, es una esperanza muy amarga y desesperada. Es un libro triste pero precioso. Y aunque no haya pasado por nada parecido a ellos me sentí próxima al dolor de los dos desde el principio de sus vidas, porque todos alguna vez hemos sentido la soledad de ser un poco número primo sin un máximo común divisor con nadie más a nuestro alrededor. Lo recomiendo.
«En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.»
"La soledad de los números primos", Paolo Giordano, 2008
