miércoles, 23 de febrero de 2011

La molécula de benceno

Cuando tenia quince años tuve un profesor al que le gustaban las historias. Era un ex-cura reconvertido a profesor de filosofía amante de las parabolas. Recuerdo muchas de sus moralejas pero hay una que me viene muchas veces a la cabeza, cuando escribo mis cuentos, cuando trabajo, cuando el articulista de videojuegos con el que vivo no encuentra como convenceros de que juguéis a un juego que le encanta o cuando mi socia y yo buscamos la idea genial que hará que un banco confíe en nuestra tienda tanto como nosotras. Es la parábola de la molécula de benceno.

Dicen que desde hace mucho tiempo se sabia que la molécula de benceno eran seis átomos de carbono y seis de hidrógeno pero no se sabia representarla. Y que había un químico obsesionado con ella que trabajaba incansablemente en encontrarla (Por cortesía del google sé ahora que ese químico testarudo se llamaba Kekulé). Dicen que una noche se quedó dormido agotado en su sofá después de meses de trabajo sin éxito y soñó con dos serpientes que se enroscaban entre ellas y se mordían el rabo. Y que cuando se despertó había encontrado en ese nido de víboras retorcidas la estructura de la molécula de benceno.

Lo que mi profesor Teófilo quería enseñarnos no es que un sueño espontáneo nos resolverá nuestros problemas sino que toda muestra de genialidad surge después de muchas horas de trabajo. No hay talento sin mucho esfuerzo. Y esta historia siempre me anima cuando escribo porque todos mis cuentos son como un montón de nudos que hay que desenredar con muchas horas de desesperación, pero que al final se sueltan. Y me ayuda a confiar en los destellos de talento de los que me rodean porque sé que si persisten, sus sueños se morderán el rabo y encontrarán exactamente lo que necesitaban crear. Las historias al final, aparecen, geniales, tras muchas vueltas poco originales.

Y eso pasara con este plan de negocio de tienda de ropa, que ahora nos resulta eterno. Nuestra tienda es nuestra molécula de benceno.

6 comentarios:

  1. Gracias por este post tan inspirador, clementine. Al final la teoría de las diez mil horas va a ser cierta y aplicable a todo. Mejor me dejo de leer y me pongo a escribir. Beso!

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  2. Teofilo.... qué recuerdos del insti, Merce!!! Estamos morriñosos??

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  3. De cuando tenia quince años y vivía en Vigo? Claro que tengo morriña!!!

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  4. mientras no encontramos nuestra molécula, podemos coger una prestada?

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  5. Uis, si alguien nos la dejaaaa... Pero creo que hay talento suficiente en el equipo para soñar con serpientes. "Para los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles" http://www.youtube.com/watch?v=88kZIM6zXn0

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  6. Vivan las moléculas de Benceno!!!!

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