martes, 21 de diciembre de 2010

Sexo, muerte y zapatos exquisitos: Guy Bourdin

Lo encontré por casualidad leyendo en una revista un artículo sobre una exposición de sus fotografías. Había visto fotos de él antes pero no sabía de quién eran así que me puse a buscar artículos sobre él. Hay mucha información por Internet. Ahora ya sé que se llama Guy Bourdin y que era un fotógrafo francés. Pero cuando decidí escribir el post me di cuenta de que me daba vergüenza hablar de él como si lo conociese. No, no lo conozco hace mucho así que sólo escribiré sobre lo que otros cuentan de él.




Cuentan que Guy Bourdin era un fotógrafo francés nacido en 1921, pero que no le gustaba la fotografía, que la consideraba un arte menor, que él realmente quería ser pintor, pero que era un pintor mediocre y él lo sabía. Que odiaba tanto haber alcanzado el reconocimiento como fotógrafo que no quiso recoger el Gran Premio Nacional de Fotografía que le concedió el Ministerio de Cultura francés en 1985.




Cuentan que sus padres lo abandonaron cuando era muy niño. Y que su madre nunca quiso volver a su vida. Que a veces le llamaba al restaurante donde se crió con sus abuelos en París pero que él no quería hablar con ella. Que tenían que encerrarlo en la cabina de teléfonos del restaurante para que le respondiese. Cuentan que sólo la vio una vez y que la recordaba como una mujer hermosa, pelirroja, muy maquillada y de piel muy pálida.




Cuentan que aprendió a hacer fotografías cuando fue alistado en el servicio militar francés en Senegal. Que en un momento de su vida militar vio una fotografía de Edward Weston y comprendió el valor estético de la fotografía, más allá de su labor documental. Cuentan que de vuelta en París, el pintor surrealista Man Ray fue su mentor.




Cuentan que trabajó cuatro años como fotógrafo en París hasta que fue contratado en Vogue para fotografiar sombreros. Cuentan que desde el principio, intentó cambiar el estático mundo de la fotografía de moda, ya que aunque sus modelos utilizaban poses tradicionales, no aparecían en lugares bucólicos de París como la torre Eiffel o el Arco del Triunfo sino, por ejemplo, posando enfrente de carnicerias con cabezas de ternera colgadas en ganchos.




Cuentan que fue el favorito de Francine Crescent, la editora de Vogue, y que ella lo presentó a Roland Jourdan, el jefe de la marca de zapatos Charles Jourdan. Cuentan que su unión, que duró 14 años, cambió el mundo de la fotografía de moda para siempre. Que en las campañas de Bourdin para Charles Jourdan por primera vez el objeto tuvo menos importancia que la imagen. Que el zapato tenía que estar en la fotografía pero que no era el foco de la fotografía.




Cuentan que su estilo fue bueno para la revista porque generaba más interés en los lectores y por tanto más anuncios. Que aunque el producto era secundario en la imagen, ésta captaba la atención hacia el nombre de la marca. Que en los 70 tenía el control artístico de 10 páginas de Vogue Francia. Cuentan que hizo campañas de publicidad para Versace, Chanel, Dior, Issey Miyake, Gianfranco Ferré, Ungaro, Loewe, Sonia Rikyel y Karl Lagerfeld.




Cuentan que cuando creció su reconocimiento como astista, sus imágenes se volvieron más abstractas, más desvinculadas del producto, más sexuales. Que comenzó a añadir conceptos de violencia, perversidad y expresiones de muerte en sus obras. Que creaba todas estas imágenes siniestras empleando colores brillantes, lo que las hacía más impactantes.




Cuentan que fue obsesivamente celoso y sádico con todas las mujeres de su vida, que les quitaba los teléfonos, las encerraba en los apartamentos, no les dejaba tener visitas o salir cuando él no estaba. Que su mujer y tres de sus novias se suicidaron. Cuentan que eso no le afectó. Que las imágenes de sus muertes inspiraron muchas de sus fotografías posteriores. Que estaba obsesionado con la muerte.




Cuentan que todas las modelos que escogía le recordaban a su madre. Y que era muy cruel con ellas. Que en una sesión cubrió a dos de ellas con pegamento y cuando entraron en hipotermia, no se preocupó en ayudarlas. Que sólo comentó lo hermoso que sería fotografiarlas a las dos muertas y desnudas sobre la cama.




Cuentan que era misógino y que sus fotografías mostraban a las mujeres como víctimas. Nicolle Meyer fue su musa durante tres años y ella cuenta que Bourdin creaba una máscara, un personaje en el que la modelo podía introducirse y entregarse sin sentirse vulnerable. Que todo era un papel, nada más, una imagen.




Cuentan que le interesaba tan poco la fotografía como arte que nunca guardó sus negativos ni sus impresiones originales, que seguramente se hayan perdido para siempre. Cuentan que durante su vida sus fotos sólo se pudieron ver en revistas de moda. Que no le interesaba el reconocimiento como fotógrafo y que no se dedicaba a autopromocionarse constantemente como hacían otros contemporaneos suyos como Richard Avedon y Helmut Newton.




Cuentan que murió de cáncer en 1991 con 62 años y que pintó hasta el final de sus días. Cuentan que hicieron falta más de 10 años después de su muerte para que se pudiese ver su obra en una exposición en el Victoria & Albert de Londres, donde se publicó el primer libro con copias de sus fotografías.




Cuentan que Guy Bourdin cambió el mundo de la moda. Que su uso de la saturación del color y la luz artificial, su decisión de hacer del producto algo secundario, su control de todos los elementos de la fotografía, su misoginia y su fascinación por la muerte y el sufrimiento cambiaron para siempre el lenguaje fotográfico. Que influenció a muchos fotógrafos de moda actuales como Steven Meisel, David LaChappelle, Nick Knight y Terry Richardson.




Y esto ya lo sé yo, porque este domingo estuve allí. La sala del canal de Isabel II alberga hasta el 9 de enero la exposición "Guy Bourdin: A message for you" compuesta por 75 fotografías que hizo Guy Bourdin a la modelo Nicolle Meyer a finales de los años 70, en su mejor época. "Esta es Nicolle... el fantasma de Guy Bordin. Nicolle era una parte integral de su visión. Ella era su óleo. Ella viene y va, aparece y desaparece, siempre diferente pero siempre la misma. Ella le dio a Mr. Bourdin la libertad de soñar y pensar", como escribe el diseñador de Lanvin Albert Elbaz.

Y cuando vayáis a ver sus fotografías, a partir de ese momento, que cada uno cuente lo que quiera.

Guy Bourdin: A message for you
DIRECCIÓN
C/ Santa Engracia, 125
28003 Madrid
Metro: Ríos Rosas (Línea 1)
HORARIO
Martes a sábado de 11:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 20:30 h.
Domingos y festivos de 11:00 a 14:00 h.
Lunes cerrado


4 comentarios:

  1. Recuerdo estar en medio de todas esas fotos y sólo poder pensar en las ganas de follar que me estaban entrando. Sin entrar a valorar lo de la muerte, eh :-)

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  2. Jo...que bonito artículo, chata!!!...te has salido!!!

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  3. ¿Tú solo quieres sexo con zapatos de tacón espléndidos? El arte es lo que tiene, que a cada uno nos transmite una cosa :D

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  4. No sólo, jope. Es que la guitarra eléctrica pesa mucho...

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